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¿Qué es Reducción de Daños?

El término Reducción de Daños se refiere a las políticas, programas y prácticas orientadas a minimizar los impactos negativos del consumo de drogas y de las políticas públicas y leyes sobre drogas, tanto a nivel de salud, social y legal.  

La Reducción de Daños se basa en principios de justicia y derechos humanos. Se centra en realizar cambios positivos y en trabajar directamente con las personas sin juzgarlas, coaccionarlas, discriminarlas ni exigirles que dejen de consumir drogas como condición previa para recibir apoyo.

Servicios y prácticas

Salas de consumo supervisado de drogas

también llamadas centros de prevención de sobredosis o centros de consumo supervisado

Programas de agujas y jeringas

Prevención y reversión de sobredosis

Servios sociales y de vivienda

Información sobre consumo seguro de drogas

Inspección de drogas

Tratamiento con agonistas opiáceos para la drogodependencia

Servicios legales

98

países

apoyan servicios de reducción de daños

salas de consumo de drogas a nivel mundial

Objetivos

  • Mantener a las personas vivas y fomentar un cambio positivo en sus vidas

    Mantener vivas a las personas que consumen drogas y proteger su salud son las prioridades más urgentes. Los enfoques de reducción de daños son facilitadores y no coercitivos, y buscan reforzar cambios positivos en la vida de las personas, por pequeño o gradual que éste sea. Reconociendo que sólo un pequeño porcentaje de las personas que consumen drogas experimentan un consumo problemático, la aproximación a las drogas desde la reducción de daños también puede ayudar a las personas a maximizar cualquier beneficio potencial que obtengan del consumo de drogas.

  • Reducir el impacto negativo de las leyes y políticas sobre drogas.

    El enfoque de la reducción de daños busca reformar las leyes, políticas públicas y prácticas en materia de drogas, con la finalidad que éstas no sean perjudiciales para la salud y el bienestar de las personas que las consumen y sus comunidades. Actualmente, muchas políticas públicas a nivel mundial crean y/o exacerban el riesgo potencial y los daños asociados al consumo de drogas. Entre ellas se encuentran: la criminalización de las personas que consumen drogas; las prácticas policiales abusivas y corruptas; la denegación de atención médica y de servicios de reducción de daños; las restricciones a la posesión de material de inyección; los análisis de orina forzados y la detención en nombre de la rehabilitación; y la discriminación basada en el consumo de drogas, clase social, raza y el género. En tal sentido, el enfoque de reducción de daños desafía las leyes y políticas internacionales y nacionales que provocan o exacerban los daños relacionados a las drogas.

  • Ofrece alternativas frente aquellos enfoques que buscan prevenir o terminar con el consumo de drogas.

    El acceso a programas de prevención, atención y tratamientos de alta calidad y basados en evidencia, incluidos aquellos orientados al abandono del consumo de drogas, son importantes para algunas personas. El inicio de un tratamiento debe ser según los términos del individuo y nunca debe ser forzado. Sin embargo, muchas personas que consumen drogas no necesitan tratamiento, y las que experimentan problemas asociados al consumo de drogas pueden no querer o no poder entrar en un tratamiento de abstinencia por múltiples razones. Aunque la abstinencia del consumo de drogas puede ser el objetivo de algunas personas que las consumen, se trata de una elección individual y no debe imponerse ni considerarse como la única opción.

Principios

  • Compromiso con la evidencia

    Las políticas públicas y prácticas de reducción de daños se basan en un sólido conjunto de evidencia que demuestran que los servicios de reducción de daños son prácticas, factibles, eficaces, seguras y rentables en diversos entornos sociales, culturales y económicos. La mayoría de los servicios y prácticas de reducción de daños son de bajo costos y fáciles de implementar, y todas tienen un fuerte impacto positivo en la salud individual y comunitaria.

  • Respetar los derechos de las personas que usan drogas

    La reducción de daños se basa fundamentalmente en principios que pretenden proteger los derechos humanos y mejorar la salud pública. Tratar a las personas que consumen drogas, junto con sus familias y comunidades, con compasión y dignidad es parte integral de la reducción de daños. El consumo de drogas no significa que las personas pierdan sus derechos humanos; todos siguen teniendo derecho a la vida, al más alto nivel posible de salud, acceso a servicios sociales, a la intimidad, a no ser detenidos arbitrariamente y a no sufrir tratos crueles, inhumanos y degradantes, entre otros.

  • Un compromiso con la justicia social y la colaboración con las redes de personas que consumen drogas

    La reducción de daños se basa en el compromiso de combatir la discriminación y garantizar que nadie quede excluido del acceso a servicios de salud y sociales, con independencia de su consumo de drogas, su raza, su género, su identidad de género, su orientación sexual, su elección de trabajo o su situación económica. Las personas deben poder acceder a estos servicios sin tener que enfrentar barreras innecesarias, tales como regulaciones onerosas y discriminatorias. Además, la participación significativa de los consumidores de drogas en el diseño, aplicación y evaluación de los programas y las políticas públicas que les sirven es fundamental para la reducción de daños

  • Prevenir la estigmatización

    Los profesionales de la reducción de daños aceptan a las personas que consumen drogas tal y como son, sin juzgarlas. La terminología y el lenguaje deben transmitir siempre respeto y evitar términos estigmatizantes o divisiones entre drogas "buenas" y "malas". El lenguaje estigmatizante perpetúa estereotipos perjudiciales y crea barreras de acceso a servicios de salud y sociales.

Preguntas frecuentes

Sí,  los servicios de reducción de daños son eficaces para mantener a las personas con vida, prevenir la transmisión del VIH y la hepatitis viral, revertir las sobredosis, mejorar la calidad de vida y conectar a las personas con servicios de salud más amplios. 

La reducción de daños es rentable, está basada en evidencia y se ha demostrado que tiene un impacto positivo en la salud individual y comunitaria.

Casi un centenar de países ya cuentan con políticas y/o prácticas de reducción de daños. Hay excelentes ejemplos de servicios de reducción de daños en todas las regiones del mundo, adaptados a las necesidades y contextos locales.

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Sí, la reducción de daños es muy rentable y se ha demostrado que ahorra dinero.

Los programas de agujas y jeringuillas son un ejemplo de servicios de reducción de daños altamente rentables. Estos programas, que proporcionan jeringuillas estériles,  salvan vidas y evitan la transmisión de enfermedades, ahorrando dinero al gobierno. Los programas de intercambio de agujas y jeringuillas son una de las intervenciones de salud pública más rentables que existen.

La reducción de daños incorpora un enfoque libre de prejuicios  a la prestación de servicios de salud y sociales.

 

Estos incluyen, pero no se limitan a: salas de consumo de drogas (también llamadas centros de prevención de sobredosis o sitios de consumo supervisado) donde las drogas pueden consumir drogas bajo supervisión; iniciativas de vivienda y empleo que no requieren la abstinencia como condición previa; servicios de control de drogas donde las personas pueden comprobar el contenido de drogas ilegales en busca de adulterantes; prevención y reversión de sobredosis; apoyo psicosocial; y el suministro de información sobre el uso de drogas más seguro.

No. La reducción de daños no promueve ni fomenta el consumo de drogas, sino que ayuda a las personas a tomar decisiones más saludables para sí mismas. El enfoque de reducción de daños reconoce que siempre habrá personas que consuman drogas y otras que no quieran o no puedan dejar de hacerlo. La reducción de daños ofrece políticas, programas y prácticas que pretenden minimizar los impactos negativos sanitarios, sociales y legales asociados al consumo de drogas, así como las leyes y políticas de drogas.

Los servicios de reducción de daños están dirigidos a cualquier persona que quiera reducir los riesgos asociados al consumo de drogas, así como a las leyes y políticas de drogas. 

Los datos demuestran que los servicios de reducción de daños que se adaptan a las necesidades específicas de cada persona son los más eficaces para reducir los riesgos asociados al consumo de drogas, especialmente cuando se combinan con otros servicios sanitarios y sociales

Existe evidencia que sugiere que los servicios de reducción de daños, como la terapia con agonistas opiáceos, pueden reducir la delincuencia, incluidos los delitos violentos. También hay pruebas que sugieren que los servicios de reducción de daños, como las salas de consumo de drogas (también conocidas como centros de prevención de sobredosis o lugares de consumo supervisado), no provocan ningún aumento de la delincuencia en el área local. 

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